domingo, 5 de mayo de 2024

Algeciras venció 1-0 a Atlético Baleares

 


Al final sí, el Algeciras FC consiguió una victoria necesaria que tranquilizó a todos, al club, al cuerpo técnico, a los jugadores y lo más importante a la afición. El choque entre el Albi Rojo y el Atlético Balear en la jornada 35 del Grupo 2 de la Primera Confederación se saldó con gol. Es difícil, eso sí, porque los locales, sumados a cinco derrotas consecutivas, empiezan a temer que la Liga acabe trágicamente.

Nuevamente se produjeron cambios en la portería, con Sergio Santos ocupando la posición de lateral derecho y Amonio ausente. Pero los cambios en el juego se producen lentamente, casi lentamente, cocinados con paciencia. Fue un partido dividido en dos partes diferenciadas, con rivales que destacaron la intensidad juvenil y, en algunos casos, la inocencia, como el único gol.

Los dos equipos jugaron dos partidos en la primera parte, siendo las únicas dos jugadas destacables, una en cada zona, ocurridas en el minuto 44. El resto de la primera mitad se basa en el juego de todas las zonas. En el campo, excepto entre los tres postes de cada portería.

El Algeciras decidió ceder el balón al Atlético Balear, que planeaba aprovechar cada oportunidad para empujar a la defensa casi hasta el centro del campo. Había poco espacio y los Albi Rojos buscaban balones largos por detrás de la defensa balear, por lo que Javi López-Pinto prácticamente se quedaba sin su banda, aunque en muchos casos estaba más concentrado en su posición, no es lo habitual. Era agresivo como si eso fuera normal. No es ningún secreto que el juego creador del Algeciras depende de las capacidades de Eric Montes y Borja Fernández, pero no encuentran la combinación.

Otras corridas llegaron por la banda derecha, con Sergio Santos pasando algunos balones por encima. El mejor ejemplo es que en el minuto 10, Thomas hizo un pase largo que Santos controló a Thomas, pero el pase falló.

Todo lo ocurrido en los primeros cuarenta y cinco minutos nos hizo reflexionar sobre la profundidad, un concepto fundamental en el fútbol. Hay un equipo en el campo que necesita ganar, el Algeciras, que gestiona su tiempo y la paciencia de su afición en esta parte del partido, y otro equipo que no quiere perder, el Atlético Baleares, que viene a intentarlo. La fórmula, especialmente para los jugadores jóvenes, les llevará consigo a afrontar la próxima temporada la segunda división.

Pero la profundidad implica algo más que pases largos o jugadores rápidos y hábiles que se abren paso a pesar de las objeciones de la oposición. Depende también de la movilidad de sus propios jugadores, algo que el Algeciras no estuvo muy dispuesto a hacer en la primera parte. Tampoco hay juego peligroso cuando los defensores no se cruzan o cuando el defensor contrario está más cerca del centro del campo de juego.

Finalmente, justo antes del descanso, Juan Piera, uno de los jóvenes titulares baleares, rompió con facilidad la defensa de Marcos Lavín, pero su pie empujó el balón hacia el banderín del córner. Más importante que uno de los tres palos de la portería del Algeciras.

Menos de un minuto después, el capitán del Algeciras, Iván Turillo, disparó hacia la portería rival. Este último sacó un muy buen disparo y centró, pero el balón fue bloqueado por el portero visitante Ramón Vera.


En la segunda parte, el Algeciras decidió hacerse con el control del balón y jugó con más intensidad que en la primera parte. Por muy alta que el Atlético Balear mantuviera su defensa en este tramo, Eric Montes y Borja Fernández, como el resto de sus compañeros, encontraron pasajes con el balón que antes se les escapaba.

También ayudaron los cambios, refrescando las mentes, con Dani Merchán debutando y regateando con éxito a la defensa balear y creando más situaciones de seguimiento en el área rival. Thomas, su sustituto, ya lo había hecho antes con pases largos, pero su estructura no le permitió aguantar todo el partido.

Llegó el gol y se armó un revuelo en el área pequeña del Mallorca que nadie supo resolver. Así fue hasta que Iván Turrillo lo hizo con orgullo donde se posó la oportunidad. Gritando tan furiosamente como todo el público, su gol finalmente dio a la gente la tranquilidad que habían buscado durante cinco semanas y dejó un claro legado de fracaso.

El Atlético Balear no mostró ninguna preocupación antes del partido ni en lo que restaba del mismo. Ahora, los tres días restantes transcurrían de forma diferente, menos angustiosa que la victoria de Algeciras en Nuevo Mirador.